
Bienvenidos a mi vida. Cécile Bergec.
Nací hace casi cuatro décadas en Baune, una pequeña ciudad impregnada de olores y vapores capital del vino de Borgoña. Tras unos dolores infinitos, por fin mi madre pudo expulsarme de sus entrañas y sentir ese alivio que llega como agua de mayo… como las pequeñas gotas de rocío al sediento. Me bautizaron apenas nací porque mi fragilidad era tal, que nadie apostaba que sobreviviera más de un suspiro y cuarto en este mundo lleno de gérmenes. Las prisas hicieron que el párroco tomara una botella vacía de Domaine de la Romanée Conti de la añada de 1947 que sin apenas enjuague, conservaba todo su aroma balsámico intacto.
Creo que esta es la razón por la que mi piel tiene un extraordinario y suave sabor a frutos rojos. El vino forma parte de mí, de cada una de mis experiencias, que toman un halo divino y en ocasiones, hasta perturba mis sentidos. Bienvenidos a todos, mi nombre es Cécile Bergec y desde hoy les haré partícipes de mis días, de mis recuerdos, de lo mucho que nos queda por disfrutar…
Conocí al Sr. Monje en un insólito Wine Tasting Event en San Francisco. Cuando escuché el nombre de su Bodega, el recuerdo de mi infancia me golpeó la memoria, resucitando a Gaspard Monge entre los antiguos libros de geometría descriptiva. Me pareció encantador, tanto como para invitarle a una conocida y prestigiosa bodegas de la que soy asidua clienta, Opus Wine una maravillosa combinación de mis orígenes con la cultura vitivinícola americana. Aún no entiendo qué tipo de juego extraño pretende con la narración de mis historias… aunque se, que desde que me conoció, quedó prendado de mi, como tantos otros que han pretendido seducirme, sin ser conscientes de sus actos vacíos de respuestas…
Les espero a todos entre líneas… disfrutando de una maravillosa copa de vino y de todo aquello que surja de nuestras endiabladas cabezas…
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